#41 Historia de Georgia para viajar
«Antes de partir hacia nuestro viaje al Cáucaso, para entender todo lo que vamos a ver, es fundamental conocer antes la historia de Georgia»
¿Cuáles son los orígenes de Georgia como país? ¿Cuáles son los antecedentes, y hechos más relevantes que han marcado el devenir de esta región del Cáucaso?
Este pequeño país situado en el cruce de fronteras entre Europa y Asia tiene un legado histórico brutal, y si nos animamos a viajar allí nos ofrece, en un territorio relativamente pequeño una mezcla muy interesante de cultura, paisajes, historia y gastronomía.
Por ello, hoy vamos a hacer un repaso a la historia de Georgia, un repaso fundamental para viajar y entender todo lo que este remoto y encantado país ofrece y ha ofrecido durante miles de años.
Lo primero que hemos de entender es que la historia de Georgia es un tapiz teñido de conquistas, resistencias e influencias tanto orientales como occidentales. Por su ubicación, el territorio georgiano durante muchos años ha estado en disputa tanto por los imperios que gobernaban la región como por los mismos pobladores locales. Un escenario muchas veces de conflicto que ha hecho emerger una identidad cultural única en este rincón de nuestro querido planeta.
Desde los primeros asentamientos en la región del Cáucaso, pasando por la adopción del cristianismo como religión del estado, hasta las complejas relaciones con los imperios persa, otomano y ruso, y su más reciente historia postsoviética, cada época ha dejado su huella en el país.
Pero no nos adelantemos, empecemos por el principio.
Primeras Civilizaciones en la Región del Cáucaso
Y es que como os decía, por su ubicación estratégica en la encrucijada de Europa y Asia, Georgia ha sido un punto de convergencia cultural y comercial durante milenios, teniéndonos que remontar hasta la prehistoria. Y es que, tal y como indican los hallazgos arqueológicos, la región ha estado habitada al menos desde el Paleolítico superior, hace más de 40,000 años, aunque se cree que podría haber sido mucho antes.
De hecho, uno de los descubrimientos más importantes, es el denominado hombre de Dmanasi, que representó un hito crucial en nuestra comprensión de la migración humana primitiva. Estos restos, que datan de aproximadamente 1.8 millones de años, son algunos de los más antiguos fuera de África y desafían las teorías previas sobre las rutas y el tiempo de la dispersión humana.
Pero avancemos en el tiempo hasta encontrar sociedades más complejas.. Durante la Edad del Bronce, alrededor del 3er milenio a.C., la región del Cáucaso ya era un hervidero de actividad cultural y comercial. Esta era una época en la que las antiguas tribus de la región comenzaban a forjar identidades distintivas, moldeadas en parte por las influencias sobre todo de las civilizaciones más avanzadas de Mesopotamia y península de Anatolia.
El Reino de Colchis y la Iberia Caucásica
Uno de los primeros y más fascinantes reinos conocidos en la historia de Georgia es el Reino de Colchis, mencionado por primera vez por los griegos en el siglo VI a.C. Este reino, ubicado en la costa del Mar Negro de la actual Georgia, se ha inmortalizado en la mitología griega como el destino final de los Argonautas, un grupo de héroes griegos, incluidos Orfeo y Hércules, quienes, liderados por Jasón, viajaron allí en busca del Vellocino de Oro.
El reino de Colchis era conocido por su riqueza y por ser un importante centro comercial, donde los griegos, sobre todo atraidos por el oro y otros recursos de la región, establecieron allí sus colonias. Este reino, no solo jugó un papel importante en el comercio regional, sino que también fue un centro de avances tanto en la metalurgia como en la agricultura.
Pero no fue el único importante. Hacia el este, en la región interior de Georgia, se desarrolló otro reino antiguo: la Iberia Caucásica (no confundir con la península ibérica). Este reino, que surgió alrededor del siglo IV a.C., fue influenciado tanto por las culturas persas como, al igual que sus vecinos, por los griegos. La Iberia Caucásica, con su capital en Mtskheta, jugó también un papel crucial en la región como un punto de encuentro entre diferentes civilizaciones, ya que era un cruce de caminos donde se encontraban las rutas comerciales entre el este y el oeste.
Enlace entre Oriente y Occidente
La historia de estos primeros reinos establece nuestro telón de fondo para la evolución posterior de Georgia. El intercambio de ideas y comercio con la civilización griega sentó las bases para el desarrollo de la futura identidad cultural georgiana, pero como ya os he comentado, no fue la única.
La influencia persa en Georgia también comenzó a sentirse con fuerza en los siglos posteriores. A medida que los imperios persas, como el Aqueménida y el Sasánida, expandieron su dominio, Georgia se encontró a menudo bajo su influencia o control directo. Esta relación con Persia introdujo nuevos elementos en la cultura y la sociedad georgiana, incluyendo la adopción de la religión zoroástrica y la administración persa.
Sin embargo, la relación con Persia no fue en una sola dirección. Georgia también dejó su marca en la cultura persa, especialmente en campos como la música y la literatura. Esta interacción cultural continuó incluso después de la adopción del cristianismo por parte de Georgia, lo que demuestra la naturaleza inclusiva y adaptativa de esta cultura.
Historia de Georgia como Reino cristiano
Si seguimos avanzando en la historia, otro de los momentos clave en la historia de este territorio fue la adopción del Cristianismo como religión oficial del país. Este no solo fue un cambio religioso, sino también el inicio de una de las etapas doradas del país, ya que supuso todo un florecimiento tanto cultural como político y económico.
Nos encontramos ahora en el reino de la Iberia Caucásica y, pese que la cristianización había empezado años atrás, el cambio oficial se produjo bajo el reinado del rey Mirian III. Nos encontramos en el siglo IV d.C, y aunque originalmente pagano, se dice que bajo la influencia de Santa Nino, una misionera cristiana llegada desde Capadocia, el rey Mirian, finalmente abrazó la fe cristiana. Seguidamente, en el año 327, Mirian declaró el cristianismo como la religión oficial, siendo uno de los primeros reinos en hacerlo, incluso antes que Roma.
Hay que tener en cuenta que esta decisión no solo cambió la orientación religiosa del país, sino que también lo alineó más estrechamente con el mundo greco-romano y Bizancio, y lo separó, a su vez, de sus vecinos persas y más tarde islámicos.
El cristianismo se convirtió en un pilar fundamental de la identidad georgiana, influenciando su arte, arquitectura, y literatura. La construcción de iglesias y monasterios, algunos de los cuales aún se mantienen en pie y son una parte importante de un viaje a Georgia, comenzó durante este periodo y continuó a lo largo de los siglos. De hecho, hoy en día Mirian III sigue siendo venerado como un santo de la Iglesia Ortodoxa Georgiana, y su reinado se recuerda como un periodo de transformación y florecimiento de la historia y la cultura de Georgia.
Edad medida y el florecimiento de Georgia
De hecho, será a partir de aquí y durante la edad media, cuando se dará el verdadero apogeo y florecimiento de Georgia, sobre todo durante los siglos XI y XII, bajo el reinado de David IV el Constructor y su sucesora, la reina Tamara.
Aunque el proceso de unificación y expansión de Georgia comenzó un poco antes, en el siglo X, tanto David como Tamara implementaron reformas que fortalecieron las estructuras políticas, económicas y sociales, además de seguir expandiendo su territorio.
Por un lado, David IV jugó un papel crucial en la liberación de Georgia del dominio selyúcida y en la expansión de sus fronteras. Bajo su gobierno, Georgia experimentó un gran desarrollo en la agricultura, el comercio y la minería, lo que llevó a un incremento en la riqueza y el poder del reino, y que lo convirtió, hasta hoy en día, en uno de los héroes más venerados de Georgia.
Por otro, La reina Tamara, conocida como la “reina rey”, es recordada como una de las gobernantes más exitosas y con más poder de Georgia. Su reinado se considera la Edad de Oro de la historia georgiana. Durante su gobierno, Georgia experimentó una prosperidad sin precedentes, estabilidad política, y un renacimiento cultural. Fortaleció las fronteras del reino, extendió su influencia en la región del Cáucaso y fomentó el desarrollo de la cultura, las artes y la literatura.
De hecho, es recordada por su patrocinio a las artes y la cultura, promoviendo la construcción de iglesias y monasterios, y el florecimiento de la literatura georgiana. Su reinado es simbolizado en la literatura y el arte georgianos como una era de justicia, fortaleza y prosperidad.
Y es que, todo este período de expansión y prosperidad dejó un enorme legado en términos de cultura y arquitectura. Fue durante esta época cuando se produjo la construcción de algunas de sus obras arquitectónicas más importantes, como la Catedral de Gelati y el Monasterio de Vardzia.
Pero como siempre, todo llega a su fin.
Periodo divisiones y conflictos – Siglos XV a XIX
Tras todo este desarrollo y esplendor, el siglo XV marcó el inicio de una etapa complicada en la historia de Georgia, marcada por la fragmentación política, las invasiones extranjeras y los conflictos internos.
Tras el reinado de Tamara, el reino de Georgia empezó a deteriorarse a causa de las luchas dinásticas y los invasores extranjeros, lo que llevó a una división en tres reinos más pequeños a principios del siglo XV: los reinos de Kartli, Kakheti y Imereti, además de otros principados independientes. Como imaginareis, esta división debilitó la unidad del antiguo país, dejandolo más vulnerable a la influencia extranjera.
Además, por su ubicación estratégica, al igual que había pasado durante toda su historia anterior, durante los siguientes siglos continuó siendo objeto de atención por parte de sus vecinos. Durante este periodo el país tuvo que hacer frente tanto a presiones como invasiones tanto de persas como de otomanos. Los persas, bajo dinastías como los Safávidas y los Qajars, ejercieron una influencia considerable en las regiones orientales de Georgia, mientras que los otomanos se enfocaron en las áreas occidentales. Estas invasiones no solo trajeron destrucción y saqueos, sino que también impusieron cambios religiosos y culturales en algunas regiones. La presencia persa, por ejemplo, tuvo como consecuencia una mayor influencia del Islam en algunas partes de Georgia, aunque el cristianismo siguió siendo la religión predominante.
Pero no solo eso, como os he dicho, esta fragmentación de poder trajo también luchas internas por el poder tanto entre estos pequeños nuevos estados georgianos, como dentro de ellos. La falta de una autoridad central fuerte llevó a un declive general, tanto económico como cultural, lo que sumado a las invasiones recurrentes, impidieron que la región continuara desarrollándose y se debilitó.
Anexión al imperio Ruso Siglo XIX
Si seguimos avanzando hasta el siglo XIX, llegamos a otro de los puntos clave y que más influencia han tenido en la historia de Georgia, su anexión al imperio Ruso. Tras siglos de luchas contra la dominación persa y otomana, y debilitada por la fragmentación interna, como hemos ido viendo, Georgia vio en Rusia un posible aliado y protector. Sin embargo, como acostumbra a pasar en estos casos, lo que comenzó como una alianza se transformó rápidamente en una incorporación total al imperio ruso. En 1801, el reino de Kartli-Kakheti (parte oriental de Georgia) fue oficialmente anexionado, seguido por la parte occidental en 1810. Esta anexión marcó el fin de la soberanía y la autonomía de Georgia durante más de un siglo.
La dominación rusa trajo cambios significativos en la tanto en la estructura social como en la política. Se implementaron reformas para integrar el país en el marco administrativo y legal ruso, lo que incluyó la introducción de un nuevo sistema legal y educativo. Por un lado, todas estas reformas promovieron la modernización y la educación; por otro lado, erosionaron las tradiciones y estructuras georgianas autóctonas.
Además, también culturalmente, la influencia rusa fue muy importante. Se fomentó el uso del idioma ruso y se promovieron las artes y la literatura rusas. Sin embargo, como contrapartida, y en consecuencia, durante este período también surgieron movimientos nacionalistas georgianos que buscaban preservar la cultura, la lengua y la identidad nacionales georgianas.
Y es que no todo fue negativo. Este periodo trajo a Georgia una mejora y modernización de todas sus estructuras, como las líneas de ferrocarril que se expandieron de manera notable mejorando la conexión y desarrollo dentro de Georgia, además de con el resto del imperio ruso. También la educación y la cultura, que pese al enfoque ruso, trajeron la creación de escuelas superiores y la aparición de nuevos escritores y artistas.
Georgia y la Unión Soviética
Sin embargo, llegamos al siglo XX y los primeros años, tanto en el mundo, como concretamente en Rusia, y en consecuencia también en Georgia, se dieron profundos cambios en todos los sentidos.
En un primero momento, La Revolución Rusa de 1917 creó un vacío de poder que permitió a Georgia declarar de nuevo su independencia.
El 26 de mayo de 1918, se proclamó la República Democrática de Georgia, marcando el comienzo de un breve período de soberanía. Durante estos años, Georgia experimentó una democracia parlamentaria, adoptando una de las primeras constituciones progresistas del mundo y realizando esfuerzos importantes en reformas agrarias, educativas y sociales.
Sin embargo, esta independencia no duró mucho, ya que tanto las presiones internas y como los eventos externos pronto lo cambiarían todo.
En 1921, el Ejército Rojo soviético invadió Georgia, lo que implicó en la abolición de la república independiente y su integración ahora, en la Unión Soviética. Georgia se convirtió en una de las repúblicas soviéticas, perdiendo su autonomía de nuevo y siendo sometida a las políticas y directrices de Moscú. Esta incorporación marcó el comienzo de una nueva era de control centralizado, represión política y transformaciones socioeconómicas radicales. Como en el resto de republicas soviéticas, la economía fue colectivizada y planificada centralmente. Se realizaron inversiones en la industrialización y la infraestructura, aunque a sobre todo alineadas con las necesidades y objetivos de la Unión Soviética, más que con los georgianos.
Socialmente, el período soviético estuvo marcado por un enfoque en la educación y la promoción de la igualdad, pero también por la represión política y la supresión de la cultura y la identidad nacionales georgianas. La religión, ý en particular la Iglesia Ortodoxa Georgiana, fueron objeto de persecución, de nuevo, como pasó en el resto de republicas, con quienes compartiría historia hasta el fin de la URSS.
Independencia de Georgia
Con la disolución de la URSS en 1991, empezaría un nuevo capítulo en la historia de Georgia, la transición hacia una republica independiente. Eso sí, no libre de problemas. Toda la infraestructura del país, al igual que su economía, habían estado fuertemente ligadas al sistema soviético, por lo que se necesitaba de una reestructuración completa.
La independencia también trajo conflictos internos y regionales, sobre todo en áreas como Abjasia y Osetia del sur, llegando incluso a conflictos armados que llegaron a poner en riesgo la integridad territorial del país.
Sin embargo, y de manera paralela, también se produjo un renacimiento cultural y una reafirmación de la identidad cultural georgiana. Se recuperó el interés por la historia y la lengua georgiana, así como un renovado aprecio por la herencia religiosa y espiritual del país.
De hecho, en las últimas décadas la historia de Georgia ha experimentado importantes cambios tanto políticos como económicos. Esfuerzos por mejorar su calidad democrática y el estado de derecho, una integración en la economía global, así como crecimiento en sectores como la energía, la agricultura y por supuesto el turismo y los viajes.
Hoy Georgia se encuentra en un momento de transformación y desarrollo, mirando hacia el futuro y manteniendo toda su herencia y patrimonio, a la vez que avanza hacia la modernidad. Un viaje nos ofrece, no solo una ventana a la historia, sino también la oportunidad de ser testigos de un país en un interesante momento de transición y desarrollo 😊
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